Entre el amplio catálogo, el vino crianza destaca por las particularidades de su proceso de maduración y los matices de aroma, sabor y textura que ofrece. Suelen presentar características únicas que permiten identificarlos como el tiempo de maduración que requieren. Es en este proceso en el que adquieren su calidad, su equilibrio y las características que los convierten en opciones únicas.
En este artículo, vamos a sumergirnos en los vinos crianza y sus características.
Qué es un vino crianza
Los vinos de crianza son aquellos vinos que han atravesado un proceso de maduración compuestos por dos fases distintas: reposo en roble y traspaso a botella. El proceso de maduración recibe el nombre, también, de crianza. Es el proceso más importante y que mayor influencia tendrá sobre el producto final.
Después de la vendimia y la fermentación, el mosto que se ha transformado en vino se coloca en barriles de madera de roble. En estos barriles, el vino puede envejecer de una forma controlada y en una atmósfera oxidativa.
Las características de la madera como su construcción y los poros influyen en el envejecimiento en tanto que favorecen reacciones físicas, químicas y biológicas que afectan las características del vino crianza.
Durante su reposo en la madera, el vino gana astringencia, estructura y concentración de taninos. Además, adopta el aroma de la madera de roble dependiendo de cuánto tiempo se mantiene en esas condiciones.
Después de la maduración en barrica, el vino atraviesa un periodo similar, pero en una botella y en una atmósfera reductora. La falta de oxígeno favorece otros procesos que suavizan al vino, modifican su color, eliminando el rojo intenso para favorecer tonos más leves, y disminuyen su acidez. De esta manera, el vino crianza adopta su tono y carácter único.
Características vino crianza
En España, los vinos se clasifican de acuerdo con su región de origen, denominación, bodega y tiempo de maduración. En cuanto a los vinos crianza, sus características serían las siguientes:
Crianza general
Se suele considerar a un vino tinto como un vino crianza si ha tenido una maduración de, por lo menos, 2 años y 6 meses dentro de los 2 años en barrica. Si se trata de blancos y rosados necesitan de una maduración de 18 meses con 6 meses en barrica.
Es la crianza la que logra equilibrar y pulir las características de estos vinos. Es, sin duda, una etapa crucial para un vino de calidad. Sin embargo, el criterio depende de la región en la que se ha producido el vino y, además, de las regulaciones del consejo.
Notas de cata
Este tipo de vinos son intensos con una mayor estructura que los jóvenes. Se puede apreciar el aroma de la madera por el tiempo que pasaron de maduración. Por eso, son vinos elegantes, con una cantidad de taninos equilibrada y baja acidez.
Duración
El ciclo de vida del vino crianza se calcula hasta 5 años después de la fecha de su añada.